martes, 21 de julio de 2009

Reflexión estival Nº. 1


No recuerdo quien me dijo el otro día una mítica frase de Lennon que decía algo como “La vida es aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes.” Inquietante pero cierto. No obstante, además de que en la vida no sucede casi nada de lo que deseamos (No, nunca seréis estrellas de rock ni top models, lo siento) quien quiera que la controle, sean dioses dramaturgos con tal omnipotencia como bíceps, el azar, las estrellas, el destino, el Karma o su puta madre… jamás en la vida tendréis todo lo que deseáis. Sí, eso tal vez conlleva que jamás seremos totalmente felices. Pero si lo pensáis un poco, lo entenderéis. Si, alguien puede defecar en una wáter de oro, tener un Ferrari, follar diez veces al día diez mujeres distintas, tener fama, gloria, incluso algunos en situaciones paupérrimas pueden tener amor (bueno, cariño, me considero agnóstico del amor), pero al que tiene dinero, fama etc. etc. puede que le falte amor, al que tiene amor, le falta gloria y pasta, a la beldad de un metro setenta con ojos azules, labios carmesí y esbelta figura tal vez hace años que no habla con el hombre de canas y ojos diáfanos al que le suele decir “papá” y así miles de ejemplos. La vida se complace en darnos pequeñas dosis de felicidad. Todo no viene incluido en el menú. La vida te lleva por caminos raros, como dice el señor Quique González, nunca nada sale como quieres y te lleva por pequeños callejones de felicidad que tienes que abandonar algún día para entrar en otro. Puede ser que no nos da la completa felicidad porque no estamos preparados para tal descabellado sentimiento. Jode reconocerlo, por experiencia propia se de lo que hablo. Pero, ¿qué puedo hacer? Claro, aparte de maldecir vetustos dioses y decir “¡Que hija de puta es la vida!”. Me conformo con las diminutas dosis, es mejor eso que nada. Y no creo que sea un conformista, porque no se puede hacer nada al respecto, solo dejar la mano suelta y esperar que la vida te coja de ésta para llevarte donde quiera. Me conformo con esas imágenes que quedan fragmentadas en mi mente, me conformo con aquellos días que la miraba a sus taciturnos y hermosos ojos.