martes, 7 de octubre de 2008

Reunión de C.A.


Bienvenidos a Consumidores Anónimos. Si eres un adicto a las rebajas, a los anuncios de televisión, a los catálogos, a comprar cosas que realmente no necesitas, este es el lugar que buscabas. Enciendes la televisión, navegas por Internet, en cualquier sitio, lo único que ves es publicidad, es una de las cosas que mueve actualmente el mundo. ¿Acaso no has pensado en que gastar el dinero si aun tenerlo? Siempre tenemos algo material en nuestra mente que desearíamos tener en nuestras manos. Tendemos a desear las cosas más costosas; ropa, artículos en general, coches, casas, vidas en particular ... Por este motivo somos cada día más materialistas, por esto cada día nos importa más las apariencias. Es un círculo vicioso en el cual nos vemos sumergidos completamente y que cada vez va a peor.

No queremos lo normal, lo asequible. Todo lo contrario. El ser humano siempre se orienta hacia lo inalcanzable, puede que por este motivo hemos sobrevivido muchos años. Está en la naturaleza humana querer ser el jefe de la tribu mediante bienes materiales que reflejen nuestra cómoda situación económica, que proyecten nuestra superioridad ante los otros miembros de la tribu. Todos sabemos lo que hay. Son muy pocos los seres libres que no han sido cautivados por el sistema capitalista. Aquellos seres que tienen una camiseta de hace 20 años y que aun la llevan porque aun sirve (no para ir a la moda, claro), seres que se la suda un cocodrilo, un tío jugando a polo, banderas y otros iconos inventados. Lo confieso, soy un consumidor desaforado. ¿Quién no lo es? Sí, soy adicto a gastar dinero. Mis ojos se iluminan en frente de un escaparate, ante las nuevas temporadas, las marcas me atraen pero mi cartera tira de mí. No tengo la culpa. Tal vez sea parte de mi generación. Aquella que ha crecido cantando anuncios, que quiere ser "guay", que pasa de ahorrar y prefiere gastarlo todo cuanto antes. Puede que sea una maldición, pero ya lo decía Brad Pitt: “Toda una generación trabajando en gasolineras, sirviendo mesas o siendo esclavos oficinistas. La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido una gran guerra ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seriamos millonarios, dioses del cine o estrellas del Rock, pero no lo seremos y poco a poco lo entendemos, lo que hace que estemos muy cabreados.” Esta escrito, para que negarlo. Somos aquellos que convertiremos nuestra casa en un catálogo viviente de Ikea.